NO HAY INNOVACIÓN SIN RIESGO. 6 situaciones a evitar

Marcelo Lasagna

 

Las administraciones deben innovar si quieren crear valor en forma sostenible para la ciudadanía. No hacerlo puede suponer el inicio de un camino que lleva hacia la irrelevancia y la obsolescencia. Pero innovar no es un campo de rosas. Es exigente. Supone riesgos. Es como entrar en un espacio de incertidumbre. En arenas movedizas. Asumir ese estado mental y organizacional requiere de unas capacidades y habilidades tanto personales como organizacionales, para lo cual l@s funcionari@s públicos deben prepararse a través de la práctica, entrenando el músculo del riesgo. No cualquier riesgo. No es lo mismo innovar en una empresa, que hacerlo en el sector público. En este último las exigencias son mayores.  Se ha de crear un espacio de riesgo responsable, lo que requiere que la organización se prepare para ello, en términos normativos, recursos e incentivos. La experimentación es una de las claves para contener el riesgo a innovar en la administración. A través de las pruebas y testeo a escala de prototipo se pueden mitigar los efectos de lo imprevisible, como veremos.

 

Desde la propia experiencia he podido observar que hay algunas situaciones mal gestionadas que generan un alto nivel de riesgo para la innovación. Aquí les comparto algunas de ellas:

 

 

1.    No haber entendido bien el problema

 

Muy corrientemente los equipos de innovación se lanzan a buscar soluciones sin haber explorado suficientemente el problema que les moviliza. Muchas veces el problema nominal no es el verdadero problema. Utilizar técnicas de investigación con usuarios para explorar cuál es el verdadero problema es clave para reducir los riesgos de equivocarse en la solución. Dedicar tiempo a la investigación del problema es un camino por explorar para reducir los riesgos que se pueden presentar en el futuro con la implementación de la solución.

 

 

2.    Cuando poco, es demasiado poco

 

Pocas ideas para encontrar la solución nos puede llevar a una solución equivocada y, por tanto, generar un fracaso o riesgo evitable. En innovación, especialmente en la fase de ideación, es deseable generar muchas ideas desde las cuales seleccionar y priorizar aquellas que mejor abordan el desafío. Mientras más mezclemos e hibridemos, más certeros podemos llegar a ser con la solución idónea. Por lo tanto, la aplicación de técnicas de ideas y de intercambios con referentes internos y externos son acciones necesarias para encontrar la solución. Esto, en cualquier caso, no garantiza un cien por cien de certidumbre, pero sí que nos acerca bastante a ella. En esta fase se debe privilegiar la divergencia, mientras más, mejor, para luego elegir.

 

 

3.    Experimentar poco

 

La experimentación o testeo es un elemento distintivo de la innovación. Experimentar nos permite reducir los riesgos por equivocación o sesgo. Cuando se actúa en el diseño de soluciones solo desde el conocimiento experto, la probabilidad de equivocarse es muy alta. El conocimiento experto adolece de sesgos cognitivos de los cuales hay que ser consciente para evitarlos. Este riesgo se puede reducir considerablemente si incorporamos la experimentación. Esto pone en el centro de la solución a los usuari@s, con quienes podemos generar mucha información para innovar, la cual sumada al conocimiento de experto, nutre una solución que apunta mejor al problema.

 

Para tomar riesgos a tiempo, los enfoques iterativos y los métodos de gestión de proyectos pueden permitir a los funcionari@s probar cosas que tal vez no funcionen, inicialmente a pequeña escala y luego progresivamente aumentando la escala del trabajo. El uso de sandbox, prototipos y experimentos permite a los funcionarios verificar paso a paso si algo está funcionando y, si no, tomar medidas más temprano que tarde. Y así reducir los riesgos de fracaso.

 

 

4.    Comunicar mal

 

La innovación no puede estar en una cueva. Ha de estar en una pecera. Debe ser transparente y conocida por toda la organización. Muchos riesgos de incomprensión ocurren, lo que resta apoyos e involucramiento, por la falta de una buena comunicación de lo que está ocurriendo en términos de innovación en la organización. Explicar cuáles proyectos innovadores se han llevado a cabo, qué beneficios han generado, quiénes han sido los protagonistas, cómo lo han hecho, etc., se convertirá en la vía más potente para generar cambio organizacional y minimización del riesgo a innovar. Una de las herramientas más potentes que tenemos para impulsar la innovación es la comunicación. La comunicación es el sistema nervioso de las organizaciones, tiene la capacidad de transmitir, de persuadir, de generar opinión, de suavizar conflictos…Hacerlo mal o deficitariamente puede generar riesgos evitables. Una comunicación a tiempo y transparente será mucho más efectiva que la posterior gestión de la frustración. No podemos olvidar que el ciudadano es a la vez pagador de impuestos, beneficiario de los servicios y votante, por lo tanto, una gestión inteligente de la comunicación es básica para generar un impacto positivo en la mente del ciudadano.

 

 

5.    Falta de apoyo institucional

 

Muchas veces l@s innovador@s públicos no cuentan con el apoyo explícito y sólido de sus jefaturas. La motivación individual es un componente importante para innovar, pero para asumir el compromiso con el riesgo se requiere de un apoyo firme de la autoridad. Es decir, un riesgo real o percibido de fracaso no es asumible por las personas si no hay detrás un compromiso institucional.  La actitud de la autoridad hacia el riesgo puede, a su vez, desalentar la motivación y el compromiso de los innovador@s con la innovación y la responsabilidad. La asunción de riesgos por parte de los colaboradores demanda el apoyo institucional.  En la práctica, si las personas sienten que están asumiendo grandes riesgos personales, en lugar de riesgos que deberían correr a cargo de la institución, el equilibrio entre innovar y no hacer nada dependerá de si se sienten cómodos en la inseguridad o de la necesidad del apoyo institucional. La falta de claridad de este escenario puede generar mucha percepción de riesgos que pueden paralizar la capacidad de innovar de las personas.

 

 

6.    Toma de decisiones defectuosa

 

Una manera de mitigar los riesgos es a través de la incorporación de expertos externos que nos ayuden a evaluar y tomar decisiones sobre la puesta en marcha de determinados proyectos con un elevado nivel de disrupción. El riesgo es intrínseco a la innovación, por lo tanto, los que la dirigen deberán ser directivos valientes, con capacidad de asumir responsabilidades en la toma de decisiones. La gobernanza de la innovación debe contemplar mecanismos para minimizar y compartir el riesgo de una manera responsable en el manejo de los recursos públicos en las decisiones sobre el avance de proyectos disruptivos en el funnel de la innovación. La gobernanza de la innovación requiere de flexibilidad para abordar problemas complejos, capacidad de tomar decisiones rápidas y visión estratégica para poder diseñar el futuro deseado. Crear un Comité de Riesgo Responsable, como un ente externo, experto e independiente, cuya finalidad es legitimar determinados proyectos de innovación con alto componente de riesgo. Tiene un carácter consultivo, pero clave para dar sustento y continuidad a los proyectos